Sushi de rata es una historia con muchos nudos, innumerables desenlaces y sorpresa final (atentos porque es rápida y letal), trufada de personajes auténticos e imposibles, incapaces de transitar por una Barcelona cosmopolita y chic sin generar el caos. Teatro de vanguardia en antros medievales, ratas de cuatrocientos kilos, cocina fusión refusionada, cenas buñuelescas, fiestucas jet-set, paellas nirvana... El número de enclaves cautivadores es interminable, como la gente maja que desfila por ellos. Conozcamos a algunos de esos personajes:
Florián- Todavía con acné mental, manipulable a ratos y contradictorio siempre. Es el protagonista porque el libro necesitaba un narrador en 1ª persona y no había más candidatos.
García- su enigmática mujer, programadora free lance de éxito que siempre se anticipa unas veinte jugadas al pensamiento de Florián, y cuyo segundo hijo parece la reencarnación de Sartre.
Renato- su mejor amigo, capaz de atraer las situaciones más absurdas sobre sí, cuando no provocarlas directamente, y que además se dedica a enseñar "auténtico español" a los alumnos extranjeros de su academia.
Eduardo- casanova en declive y dueño de la agencia en la que trabaja Florián. Ya ni le abronca cuando llega dos horas tarde; sabe lo que le dirá: "Es que he vuelto a soñar que me levantaba y no me he dado cuenta hasta llegar al despacho."
Hay muchos más: el presidente Degol; Tomás, ex-depredador y ahora vegano estricto; el multimilllonario y caprichoso Carlo, capaz de pilotar su jet con el iphone; Frida, la atractiva hermana de García o el inquietante y marrullero Ernesto, con quien Florián mantiene una de las escenas más tensas de la novela. Todos ellos acompañarán al lector por una torrentera de cartón piedra como las de los parques temáticos, llena de curvas y sorpresas que según pone en la entrada no entrañan "casi" riesgo. La única diferencia es que aquí no se aceptan niños porque al autor se le ha ido la mano en más de un párrafo, y no me refiero solamente al sexo.
Florián- Todavía con acné mental, manipulable a ratos y contradictorio siempre. Es el protagonista porque el libro necesitaba un narrador en 1ª persona y no había más candidatos.
García- su enigmática mujer, programadora free lance de éxito que siempre se anticipa unas veinte jugadas al pensamiento de Florián, y cuyo segundo hijo parece la reencarnación de Sartre.
Renato- su mejor amigo, capaz de atraer las situaciones más absurdas sobre sí, cuando no provocarlas directamente, y que además se dedica a enseñar "auténtico español" a los alumnos extranjeros de su academia.
Eduardo- casanova en declive y dueño de la agencia en la que trabaja Florián. Ya ni le abronca cuando llega dos horas tarde; sabe lo que le dirá: "Es que he vuelto a soñar que me levantaba y no me he dado cuenta hasta llegar al despacho."
Hay muchos más: el presidente Degol; Tomás, ex-depredador y ahora vegano estricto; el multimilllonario y caprichoso Carlo, capaz de pilotar su jet con el iphone; Frida, la atractiva hermana de García o el inquietante y marrullero Ernesto, con quien Florián mantiene una de las escenas más tensas de la novela. Todos ellos acompañarán al lector por una torrentera de cartón piedra como las de los parques temáticos, llena de curvas y sorpresas que según pone en la entrada no entrañan "casi" riesgo. La única diferencia es que aquí no se aceptan niños porque al autor se le ha ido la mano en más de un párrafo, y no me refiero solamente al sexo.
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